Carta desvelada

Rey de mis silencios, he estado rebuscando entre tus cajones una carta que no encuentro, no recuerdo ahora por que fechas más o menos la escribiste y en el baúl de mis recuerdos no está. De lo que si me acuerdo es de lo bonito que hablabas de la primera vez que nos vimos, cuando tu vivías en Boston y yo en California y no tuvimos otro sitio mejor para quedar que en Sangonera la Seca, entre los pinares de Carrascoy, en el Majal blanco de Murcia ¿te acuerdas tu? Tu vestías unos pantalones de loneta azul marino y una camisa roja con rayas blancas diplomáticas, no llevabas zapatos, te pusiste unas albarcas de cuero marrón, estabas tan guapo que aún no me lo puedo creer, yo no sabía que ponerme para ese día tan especial, estuve toda la noche preparando mi atuendo, imagínatelo, probando maquillajes, haciéndome peinados, hasta que al final opté por unos simples tejanos claros , una camisa blanca y una cazadora de piel marrón y con la cara lavada y sin peinar (que cosas)
Amor, no encuentro esa carta, he mirado por todos los sitios posibles, entre los cajones de la cómoda no está y en la estantería donde están los discos guardados tampoco, además, cuando miro ahí me distraigo, me pierdo con tanta música y luego no me acuerdo lo que andaba buscando, ya sabes que a mi edad estoy muy desmemoriada y me falla mucho la vista ya, de cansancio yo creo. Mañana me toca revisarme la tensión, será Pablo quien me lleve al médico esta vez, por la tarde vendrá a visitarme mi nieta María, me gustaría tanto enseñarle esa carta.
Cariño, si sabes donde está, solo tienes que de-cír-me-lo, no hace falta que lo escribas vida y deja ya esa manía tuya de escribir cartas hasta en los rollos de papel higiénico... ainss
Ven, anda, que te beso.