Hace falta más que buenos deseos para afrontar el año que entra. Algo de valor, un poco de coraje y muchas, pero que muchas ganas de jugar con este tigre que nos acecha desde el nuevo calendario
Vamos a ello... que no se diga, que luego no vale quejarse, que no, que no.
No debemos olvidar que lo más importante ya lo tenemos, lo tenemos¡¡ todo lo demás viene o va, sube o baja, se evapora o se convierte en materia prima, todo puede ser nuestro a partir de un deseo y nada nos pertenece después, dar, darnos, darnos cuenta de ello es lo que nos hace felices, esa es la verdad, al menos a mi, sí
Así que así de feliz y tal día como el de hoy que se va para dar paso a otro nuevo día, otro año nuevo, nueva vida, la que quieras tu, la que quiero yo, no puedo menos que desear que seas Feliz tu tambien, que te recrees refeliz en el 2010 y en todos los que vengan después por los siglos de los siglos...
Y voy a despedir este último post de este año que se va, como se despide mi amiga Alicia cuando nos canta flamenco en alguna reunión entre amigos, después de deleitarnos con su increible voz, entre palmas y riá-pitás siempre nos manda a follar.
" Un ciego de nacimiento tropezó, por casualidad, con cierto objeto que llegó a ser su única posesión sobre la tierra. No pudo nunca saber qué cosa fuese, pero le bastaba que sus dedos lo tocasen en un punto y, a partir de este principio, recorriesen el maravilloso nacer de las formas unas de otras en sucesivos regalos de increíble gracia. Pero en realidad no le bastaba, porque la parte que sabía no era más que la sed de lo perdido, y comprendiendo que jamás llegaría a poseerlo enteramente, lo regaló a un sordo, amigo suyo de la infancia, que lo visitó por casualidad una tarde. -¡Qué hermosas muchachas!-, vociferó el sordo. -¿Qué muchachas?-, gritó el ciego. -¡Ésas!-, aulló el sordo, señalando el objeto. Al fin comprendió que no se entenderían nunca de aquel modo y le puso al ciego el objeto entre las manos. El ciego repasó el peso familiar de las formas. -¡Ah, sí, las muchachas!-, murmuró. Y se las regaló al sordo. El sordo se las llevó a la casa. Eran tres muchachas, cogidas de las manos. Gráciles e infinitas respondíanse las líneas de los cabellos, los brazos y los mantos. Eran de marfil casi transparente. Vetas de lumbre atravesábanla por dentro. El sordo, cuyos ojos eran de águila, sorprendió en el pedestal un resorte. Al apretarlo comenzaron a danzar las doncellas. Pero luego el sordo comprendió que jamás llegaría a poseerlas enteramente, y regaló las tres danzantes a un amigo que vino a visitarlo. -¡Qué hermosa música!-, dijo el hombre, señalando a las doncellas. -¿Cómo?-, dijo el sordo. -¡La música de la danza!-, explicó el hombre. -Sí -dijo el sordo-, música entendí, pero no sabía que hubiese.- Y regaló al hombre las tres danzantes. El hombre se las llevó a la casa. Era la música como el soplar del viento en las cañas: agonizaba y nacía de sí misma, y su figura eran las tres danzantes. Maravillado, el hombre contemplaba la perfecta unidad de la figura, la música y la danza. Pero luego comprendió que jamás llegaría a poseerlas enteramente y las regaló a un sabio que vino a visitarlo. -¡Las Tres Gracias!-, exclamó el sabio. -¿Sabe usted lo que tiene? ¡Son las Tres Gracias que hizo Balduino para la hija del Duque de Borgoña!- El hombre comprendió que aquéllos eran los nombres del misterioso apartamento que había en los rostros de las danzantes. -Usted piensa en ellas-, confirmó, señalándolas. Y el sabio se llevó las Tres Gracias a su casa. Allí, encerrado en su gabinete, las hacía danzar y les pensaba en alta voz los nombres verdaderos, las secretas relaciones de sus cuerpos en la danza y de la danza y los sonidos, el mágico nacimiento de sus cuerpos, hijos de la divinidad y el amor del artesano. Pero a poco murió el sabio, llevándose la angustiosa sensación de que jamás, por mucho que viviese, las poseería enteramente. Su ignorante familia vendió las Tres Gracias a un anticuario, no menos ignorante, que las abandonó en el escaparate de los juguetes. Allí las vio un niño, cierta noche. Con la nariz pegada al vidrio se estuvo largo tiempo, amargo porque jamás las tendría. Así había de ser, porque, a poco de marcharse el niño a su casa, un incendio devoró la tienda, y, en la tienda, las Gracias. Esa noche el niño las soñó al dormirse. Y fueron suyas, enteras, eternas. "
Quiero dar las gracias a Tesa por compartir conmigo una participación de un décimo de lotería de Navidad. Ahora yo también debo compartirlo y a ello voy. Me encantaría poder repartirlo con todos los que vienen por aquí pero me temo que sólo puedo hacerlo con cinco blogueros más y estos son:
Y les ruego, si quieren jugar, que se pasen por el blog del que surgió la idea: Alas de plomo donde podrán encontrar las reglas para poder participar. El número es éste de ahí arriba
Además, aprovecho para desearos a todos los que pasáis por aquí:
La música que sale de tu boca, con tu acento, en tu risa, en tus gestos, nota a nota, con ese zafarrancho de sentires con que me cubres con apenas un guiño, un parpadeo, y me llenas de flores los bolsillos de mis delantales y soy gitana canastera regalando azucenas al infinito. Lo de ayer no fué nada y en tu ahora me tiendo hasta sentir tu pulso, hasta llenarme de poesía, hasta que me salgan los versos por las orejas, por mis venas, por mi boca, de mis entrañas, tu sutil melodía. Hasta las trancas, amor, de ti llena y me recreo de tal manera que tu voz en mi se hace sonora, y dulce y me llena de vida, de tu vida, vida mia, amor, amándote, porque ya no se vivir sin escucharte.
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.
5 series del 2024
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Este año vuelve a ser prolífico en series. Sin embargo no tengo la
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No sé cómo explicarlo.
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L
Christopher Thompson, The Letter
No sé cómo explicarlo.
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Perquè m'hi veig....
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REVULSIVO
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cuando se daba por vencido.
Rendido y desarmado
-como aqu...
Silencio
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Durante todos los años en que ejercí como profesor siempre entendí que el
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y av...